Albert Irons, la pyme venadense que hizo pie en Vaca Muerta y no para de crecer

Suena a cuento que en la vapuleada Venado Tuerto de nuestros días, una de las tantas empresas afincadas en el Parque Industrial «La Victoria» acumule contratos de trabajo que garantizan la producción por varios años; avance en la ampliación de su planta fabril de 3 mil a 4.500 metros cuadrados; incorpore 10 nuevos empleados antes de fin de mes; ofrezca a su personal varias horas extra diarias; multiplique las inversiones en máquinas y equipos; favorezca a empresas locales tercerizando una parte de su producción; y planifique para los próximos tiempos una duplicación de su estructura. Pero no es ningún cuento.

La metalúrgica Albert Irons, liderada por Eva Albert y Rodrigo López, incursiona desde hace seis años en el desarrollo de equipos para los procesos de fracking (técnica para la extracción de petróleo y gas no convencionales), vinculada a empresas norteamericanas de primera línea que operan en el gigantesco yacimiento de Vaca Muerta, en la cuenca neuquina.

Si se hubiera tratado de un cuento, la introducción debiera remontarse a los viejos tiempos de la empresa de montaje de silos de Walter López, en Chapuis y Manzano, a la que su hijo Rodrigo se incorpora desde chico, hasta que dificultades en la gestión y un accidente automovilístico del propietario, desembocan en el cierre del emprendimiento familiar y la pronta apertura en el mismo espacio del taller metalúrgico fundado por los entusiastas Rodrigo López y Eva Albert. Así, en los inicios de 2006 comienza a escribir su historia Albert Irons SRL, con la joven pareja y tres o cuatro colaboradores fabricando accesorios para el agro. «Fue muy difícil porque no teníamos experiencia en el rubro, ni el equipamiento necesario, ni tampoco capacidad de inversión. Más adelante, en 2008, nos golpeó fuerte el conflicto con el campo por la resolución 125, y un par de clientes entraron en convocatoria y perdimos mucho dinero», graficó López. «Las cosas iban de mal en peor y en el mismo momento en que ya no había ni un solo trabajo por hacer, por intermedio de un amigo hicimos un contacto con la compañía petrolera norteamericana Halliburton, que había desembarcado en el yacimiento de Vaca Muerta. Nos pidieron el anteproyecto de una planta de manipulación de arena de fractura y en el acto interpretamos que era la gran oportunidad de crecer». Y agregó: «Hicimos un trabajo a conciencia, con el cuchillo entre los dientes, y ganamos la licitación, aun cuando competíamos con empresas experimentadas, pero lo nuestro gustó y así empezamos en la actividad petrolera hace apenas seis años, a fines de 2012», cuando comenzaba la búsqueda de gas y petróleo no convencionales en la Argentina, a unos 3 mil metros de profundidad, y en un área de 30 mil kilómetros cuadrados distribuidos en Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza.

El gran debut

Halliburton ya disponía de esas plantas en Estados Unidos y requería construir una semejante para el manejo a granel de la arena de fractura en Vaca Muerta. «Nos basamos en esos modelos, aunque propusimos algunos conceptos distintos que fueron bienvenidos», subrayó López. Luego del auspicioso debut se encadenaron otros contratos para nuevos desarrollos, y en ese marco de sostenida evolución, Albert Irons se trasladó en 2015 al Parque Industrial, donde cuenta con instalaciones de 3 mil metros cuadrados cubiertos, que en breve ampliarán en otros 1.500 metros cuadrados. «Necesitamos más espacio porque el concepto norteamericano exige que los equipos se trasladen al yacimiento prácticamente listos para su montaje, por eso todo es tan grande, y eso nos obligó a adquirir grúas, camiones y carretones especiales, en tanto que la más reciente inversión es una torre pluma de soldadura de origen suizo que significa un salto cualitativo en la producción», sostuvo.

«Nuestros trabajos cubrieron las expectativas del cliente y poco a poco accedimos a proyectos estratégicos, dando lugar a contratos de exclusividad y confidencialidad, hasta que adquirimos la categoría de proveedores críticos, que nos otorga una condición de privilegio», destacó el empresario, admitiendo que están sometidos a rigurosas normas de calidad en los procesos -incluyendo la capacitación constante del personal- y frecuentes auditorías, aunque al mismo tiempo «nos impusimos exigencias propias para garantizar los mejores resultados al cliente». Hoy Albert Irons trabaja en el desarrollo de equipos para la manipulación de bentonita, hematita y carburo de sodio, todos componentes utilizados en los pozos petroleros y que se necesitan acopiar y manipular en el desierto patagónico de Vaca Muerta, a mil kilómetros de estas praderas. «Ahora cubrimos las necesidades con viajes permanentes a Vaca Muerta, pero el objetivo es inaugurar el año próximo nuestras instalaciones de mantenimiento en Añelo, el pueblo más cercano al yacimiento, que muestra un crecimiento exponencial», enfatizó.

Isla productiva

«Estamos prestando servicios a tres compañías extranjeras y a un paso de cerrar un contrato con una petrolera argentina que sería una brillante coronación del año. Contamos con 65 personas trabajando en forma directa y otras tantas que corresponden a empresas tercerizadas, desde pequeños talleres hasta metalúrgicas del Parque Industrial. Si bien dedicamos un 80 por ciento de nuestra producción a Vaca Muerta, también trabajamos en distintas obras para los puertos de San Lorenzo, Bahía Blanca, Quequén y Comodoro Rivadavia. Y no sólo que tenemos la producción comprometida hasta 2022, sino que la demanda programada se triplicó en virtud de nuevos contratos suscriptos por las petroleras a las que estamos vinculados, así que vamos a estar obligados a duplicar nuestra estructura en los próximos años», vaticinó López, quien acaba de regresar de Estados Unidos, donde firmó un contrato de exclusividad para desarrollar una planta de manipulación de barita. En este sentido, adelantó que antes de fin de octubre van a incorporar otras 10 personas, ya que «necesitamos iniciar el año entrante con un plantel de 75 personas, y estamos convencidos de que vamos a tener un 2019 excelente. Sin embargo, un gran problema es conseguir mano de obra calificada en ciertas especialidades, como soldadura, así que seguimos en la búsqueda de personal capacitado y gestionando cursos de perfeccionamiento».

Sabor agridulce

Sobre la recesión que se enseñorea en el país y se ensaña con las pymes de diversos rubros, el empresario dijo que «la megadevaluación no nos afectó porque en el negocio petrolero todo se cotiza y se cobra en dólares, incluso hay tablas de ajuste que compensan a los proveedores ante eventuales ciclos de alta inflación y dólar retrasado, y esto es así porque a los clientes no les servimos si trabajamos desfinanciados o en dificultades. Ellos necesitan que para desarrollar soluciones estemos siempre fuertes, bien predispuestos y con razonable rentabilidad», subrayó López. No obstante, reflexionó que «la satisfacción no es completa cuando la situación económica es muy delicada en todos los órdenes y en la industria en particular. No necesitamos que nadie nos cuente de qué se trata porque lo sufrimos en carne propia años atrás», recordó. Y enseguida acotó que «si bien nuestras fuentes laborales están a mil kilómetros de distancia, nosotros somos de Venado, toda nuestra producción se despliega en esta ciudad y -en la medida de lo posible- adquirimos todos los insumos y productos a proveedores de Venado Tuerto y la zona».

  • La característica del shale es que no tiene la suficiente permeabilidad para que el petróleo y el gas puedan ser extraídos con los métodos convencionales, lo cual hace necesario la aplicación de nuevas tecnologías (fracking). Las mismas consisten en inyectar agua a alta presión, junto con la aplicación de agentes de sostén (arenas especiales), lo que permite que los hidrocarburos atrapados en la formación fluyan hacia la superficie.
  • Según un informe publicado por la Administración de Información Energética (EIA) del Departamento de Energía de Estados Unidos, la Argentina ocupa el segundo lugar en el mundo en recursos no convencionales de gas y el cuarto en petróleo. Esto permitiría garantizar el autoabastecimiento energético en los próximos 50 años.
  • En Argentina, la profundidad del shale es mayor a los 2 mil metros, muy por debajo de los acuíferos de agua dulce, ubicados a unos 200/300 metros de la superficie. Adicionalmente, entre el shale y los acuíferos, existe una barrera resistente (otras formaciones de roca) que separa al acuífero de la zona de producción de los hidrocarburos, minimizando posibles riesgos ambientales.
  • La Argentina tiene la particularidad de que las formaciones no convencionales se encuentran en su totalidad alejadas de los centros urbanos. Esto representa una ventaja con respecto a otros países, ya que el estar lejos de las ciudades facilita el desarrollo de los recursos.

 

Fuente: Diario El Informe



Top